domingo, 22 de abril de 2007

Aquí si hay quien venda

Según el diccionario de La Real Academia Española, marketing o mercadotecnia es "el conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda".

El marketing convive diariamente con nosotros; tras el boom de una serie de éxito como fue "Aquí no hay quien viva" o "Al salir de clase", todas las tiendas del país se llenaron de sus artículos, ofreciéndonos DVD´s con sus temporadas, revistas, llaveros, tazas, carteles... Un sin fin de productos que amortizan las inversiones de las productoras y más.


El marketing se convierte en un mundo ambiguo de dos caras que aparentemente pretende poner a nuestro alcance los recursos de aquella serie que nos conmovió el corazón, que nos hizo llorar y reír, con la que tuvimos miedo por la seguridad de los protagonistas con quienes nos identificábamos, seres ficticios a quienes ya les teníamos cariño... en fin, nos permite poseer aquellos recuerdos que marcaron un antes y un después en nuestras vidas, y todo eso por tan sólo 30 euros al mes durante ocho meses en una colección que pasará a la historia. Así se venden este tipo de productos, así se mueve el mundo comercial de la televisión, creándonos necesidades que no tenemos, persuadiéndonos y tocando nuestro punto más sentimental.

Un sentimental barato que nos lleva a comprar colecciones enteras de series de ficción, camisetas con la foto de nuestro ídolo televisivo, la taza en la que nos hacen un montaje para que parezca que estamos junto al protagonista de la serie, el CD con la recopilación de las canciones de nuestro programa preferido, etc. Un sentimental que se duerme cuando hay que dar cuotas mínimas, a veces ridículas, para apadrinar a un niño, o cuando hay que "hipotecarse" para aportar una miserable moneda a los voluntarios de la Cruz Roja, ese es el sentimental que no se da cuenta que vive en un mundo real en el que hay que jugar teniendo prioridades y donde no sobraría que una de ellas fuese, precisamente, la humanidad.

Lo que importa no es que no nos impliquemos en las series de TV, claro que no, de hecho es uno de los objetivos básicos a los que aspiran los guionistas y productores de cualquier serie, así como una de las expectativas que esperan los televidentes.

La cuestión radica en que sepamos marcar los límites entre realidad y ficción, que nos detengamos a pensar cuando la jerarquía de las cosas empieza a cambiar en nuestra mente.

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