lunes, 12 de marzo de 2007

Algo falla...

Antena 3 y Telecinco son las cadenas que más apuestan por las series nacionales en nuestro país. Cada año vemos novedades en sus programas, series y realities y, es que, lo que la televisión busca es la máxima audiencia. Así ocurre cuando se decide emitir una nueva serie: se buscan nuevas ideas, temas actuales, modernidad, etc. Pero, ¿qué factores intervienen en el éxito de las series favoritas del público? Son evidentes aquellas series que triunfan ya que renuevan sus temporadas y durante años forman parte de la parrilla. Sin embargo, otras muchas caen y, nos preguntamos, ¿cuál es la causa por la que estas propuestas no llegan a estar a la altura?

Muchas pueden ser las circunstancias por las que una serie no llegue a encajar en el público, desde el tema escogido a la interpretación de los actores e, incluso, el horario establecido para su emisión. Este fue el caso de la serie emitida por TelecincoVientos de agua” la cual al obtener poca audiencia debido a su estilo cinematográfico fue cambiada de horario emitiéndose los viernes a la una de la madrugada, lo cual provocó un inminente rechazo de la audiencia.

Los fracasos más destacables de este último año fueron “Ellas y el sexo débil” y “Divinos” ambas adoptadas por Antena 3. La primera contaba con una calidad bastante baja y con el permanente protagonismo de Ana Obregón y su mala actuación. “Divinos” apostó por la euforia de la prensa rosa. A lo largo de los capítulos podríamos ver la elaboración de un programa telebasura y las cómicas situaciones derivadas de éste.

El primer factor a analizar en cuanto al fracaso de las series podría ser su propia temática: los argumentos que nos ofrecen apenas son innovadores y terminan aburriendo a la audiencia, que no se identifica con lo que se muestra en pantalla. Prueba de ello es la extrema actitud feminista que venía representando Ana Obregón en su serie.
Otro factor es la propia calidad de estas producciones, que dejan mucho que desear frente a exitosas series internacionales.
Para concluir, nos plateamos una pregunta ¿Qué tipo de identificación sufría la audiencia que veía “Ana y los siete”? Para gustos los colores...

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